No habrá feminismo verdadero sin la empatía de las mujeres / LizyLoloy
El próximo ocho de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. En esta fecha, pero del año 1857 tuvo lugar la primer gran manifestación pública de mujeres, la característica principal de estas mujeres manifestantes es que eran obreras textiles y exigían mejores condiciones laborales entre las
que destacaban tener un salario equiparado al de los hombres. Sin embargo, fueron brutalmente reprimidas, falleciendo 120 a consecuencia de
esa represión.
En 1977, las Naciones Unidas declaró la fecha antes mencionada como el “Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional” y se representó con el color morado que era el tono del tejido que las obreras confeccionaban ese día.
A lo largo de la historia ha habido muchos movimientos en pro de los derechos de las mujeres y lo más interesante es que en éstos también han participado hombres que pugnan por el futuro igualitario y sin algún estereotipo o violencia entre hombres y mujeres. No podemos ignorar que las mujeres son un elemento esencial en cualquier mesa en la que se tomen decisiones para tener un mundo mejor y que debemos continuar con campañas y programas de políticas públicas con la finalidad de lograr la inclusión total en todos los ámbitos.
Sin embargo, debemos comenzar por transformarnos nosotros mismos como sociedad para lograr ese futuro igualitario que tanto añoramos y finalmente dejar de hablar de hombres y mujeres para simplemente hablar de personas sin importar sexo o género. ¿Qué podemos hacer? Ser conscientes de nuestras acciones, dejar de pensar en hombres o mujeres, sino pensar en personas, cuidar la manera en que nos dirigimos y actuamos frente a los demás, evitar las críticas, mostrar empatía hacia todos, etc.
La lucha por la inclusión de las mujeres no ha sido fácil, todavía hay mucho por hacer, no hemos logrado tener los mismos sueldos en ocasiones que los
hombres, estamos muy lejos de erradicar la violencia y discriminación hacia ellas, es cierto, pero es preocupante ver que en la actualidad esa violencia y
discriminación también es provocada por las propias mujeres.
Hay un aforismo que reza que el peor enemigo de una mujer es otra mujer y es cierto, ejemplos no faltan, el nivel de competitividad que ahora tenemos
entre mujeres es impresionante nos cuesta mucho trabajo alegrarnos genuinamente del éxito de otras, situación que no pasa entre hombres, ellos incluso son cómplices y casi nunca se traicionan.
Como mujeres es muy importante empoderarnos, dejando de lado nuestros miedos e inseguridades en una misma, tomando nuestras propias decisiones y afrontando sus consecuencias de cualquier manera, pero también comencemos por cambiar nuestra actitud hacia otras mujeres, hay que empoderarlas, reconocer que sus logros son por su capacidad, alegrarnos de sus triunfos y ser empáticas con sus situaciones particulares sin juzgar, mejor ayudar, dejar de ser nuestras peores enemigas para convertirnos en cómplices de nuestros logros y ser congruentes dando el reconocimiento que tanto añoramos que nos den.
Si hacemos lo anterior, creo que esta lucha interminable por el reconocimiento femenino tendrá frutos y lograremos que algunas personas dejen de pensar que el feminismo es un movimiento radical e insano, para pasar a entenderlo como un movimiento que busca la verdadera igualdad entre los hombres y las mujeres, sin afectar a los primeros, más bien reconociendo que todos somos PERSONAS y merecemos las mismas oportunidades.
Así que vivamos este Día Internacional de la Mujer con una nueva mentalidad y actitud, felicitemos a cada mujer por ser quién es y busquemos aprender algo de cada una de ellas no solo ese día, si no que hagámoslo una práctica constante en nuestra vida cotidiana para que nunca más digan que el peor enemigo de una mujer es otra mujer.
La opinión de: Elizabeth Loyola Gómez, Asesora Jurídica del Centenario Hospital Miguel Hidalgo, Catedrática de la Universidad Cuauhtémoc, Integrante de la Barra Mexicana de Abogados Capítulo Aguascalientes y Doctorante en Derecho por la Universidad de Durango, Campus Aguascalientes.